El prestigioso compositor y director de orquesta polaco Krzysztof Penderecki ha fallecido esta mañana en Cracovia a la edad de 86 años, según han informado numerosos medios polacos. Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2001, Penderecki ha sido uno de los grandes compositores del siglo XXI y una figura clave para entender la música de la segunda mitad del siglo XX, dejando obras sinfónicas de referencia y jalones artísticos tan mediáticos como el Treno a las víctimas de Hiroshima, de 1960, partitura que le dio fama internacional y que le valió el premio de la UNESCO.
Penderecki nació el 23 de noviembre de 1933 en Dębica. Comenzó a estudiar composición bajo la dirección de Franciszek Skołyszewski. Continuó sus estudios en la Escuela Superior de Música del Estado (actualmente la Academia de Música) en Cracovia con Artur Malawski y Stanisław Wiechowicz. Tras graduarse en 1958 se convirtió en asistente del Departamento de Composición de S. Wiechowicz. En 1966-68 fue profesor en Volkwang Hochschule für Musik en Essen, Alemania y, en 1972, es nombrado rector de la Academia de Música de Cracovia. En diciembre de 1998 recibe un doctorado honorífico de la Universidad Jagiellonian en Cracovia, así como de la Universidad de Pittsburgh en abril de 1999. El 23 de enero de 2000 recibe el prestigioso premio Best Living Composer en la World Music Fair de Cannes y, en octubre de 2000, un doctorado honorífico de la Universidad de Lucerna.El 14 de diciembre de 2005 recibe el premio más importante de Polonia: la Orden del Águila Blanca.
Como compositor deja una legado musical inmenso, en el que destaca la importancia de su obra sinfónica, coral, sinfónico-coral, sus conciertos y música de cámara. Durante toda su trayectoria Krzysztof Penderecki mantuvo una fuerte relación con España, con cuyas entidades musicales y orquestas sinfónicas trabajó con regularidad, estrenando sus propias obras o como director. Escribió obras para artistas tan importantes como Isaac Stern, Anne-Sophie Mutter, o Rostropovich. Inspirado en la naturaleza (era conocido su amor por los árboles), el estilo de Penderecki comenzó con un fuerte sesgo vanguardista para acabar desprendiéndose de él a medida que avanzaba su trayectoria.